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Azul degradado

La chirivía, un tubérculo casi desconocido



La chirivía tiene un sabor muy agradable. En mi cocina es casi un imprescindible. Me encanta su sabor dulce y anisado cuando la utilizo en la mayoría de mis recetas. Como podéis comprobar, casi siempre prefiero este tubérculo al nabo.


Se puede cocer, cocinar al vapor, freír, saltear, asar al horno o preparar una crema con ellas (que además le dará más consistencia).


Vamos a analizar en profundidad este tubérculo de sorprendente sabor.


Un poco de historia:


La chirivía es originaria de Eurasia y se consume allí desde la antigüedad. La literatura griega y romana registra su uso temprano. Los antiguos romanos eran entusiastas de este tubérculo. El emperador Tiberio aceptó parte del tributo que pagaba Alemania a Roma en forma de chirivías.


En Europa, esta verdura se utilizaba como fuente de azúcar antes de que existieran los azúcares de caña y remolacha. En la Edad Media era una parte básica de la dieta de la gente. Pero en el siglo XVIII fue reemplazada por la patata y la zanahoria y finalmente casi completamente olvidada.


En tiempos más recientes, los agricultores orgánicos dirigieron su atención a las verduras olvidadas, junto con el movimiento de alimentos naturales y han estado apostando por el regreso de las chirivías.


Tipos de chirivía:


1. La chirivía silvestre (pastinaca sativa pratensis)


Crece como planta silvestre en prados y bordes de caminos. La raíz es fina y dura, pero comestible, aunque no sea una maravilla culinaria.


Antiguamente, los frutos y las semillas se recolectaban principalmente como remedio casero para la vejiga y los riñones y también para el reumatismo.


2. La chirivía cultivada (pastinaca sativa)


Es la hortaliza que se cultiva para su comercialización y puede desarrollar una raíz de hasta 1,5 kg de peso. Los principales países productores en la actualidad son Holanda, Italia, China y España.


Propiedades nutricionales:


Posee una gran cantidad de vitaminas B2 y C, y también es una buena fuente de minerales: magnesio, zinc, potasio, hierro y calcio.


El índice glucémico de la chirivía está por debajo de diez, lo que significa que es un buen alimento para ayudar a controlar la glucemia, incluso en diabéticos.


Está repleta de fibra prebiótica (inulina), que es la más beneficiosa para la microbiota intestinal.


Usos:


Aceites esenciales: eficaces contra hongos y bacterias, a veces con una actividad más intensa que los antibióticos sintéticos.


Cumarinas y furanocumarinas: estas sustancias tienen propiedades antiinflamatorias y analgésicas.


Cuidado:


Los brotes y las hojas de la chirivía deben manipularse con cuidado, ya que su savia contiene furanocumarinas, sustancias químicas tóxicas que provocan ampollas en la piel cuando se expone a la luz solar.

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